Yo, Giovanni Boccaccio

 Yaiza Galán y Aurea Rubio 1º Bachillerato B

Como todos los viernes me reúno en mi casa con mis amigos más importantes: Ángelo, Dante, Fiorenzo y Giorgio, nos sentamos alrededor de la gran mesa de mi comedor manteniéndonos calientes por la flamante chimenea, siempre mantenemos conversaciones que tratan temas desde lo más corriente de la vida hasta de vital importancia.

Pero esta noche es diferente, ayer murió uno de los comerciantes amigo de Ángelo, a causa de la peste bubónica, intercambiamos ideas sobre este tema durante gran parte de la cena y llegamos a algunas ideas diferentes, ya que alguno de mis amigos creen que a nosotros no nos va a alcanzar, que esto es solo tema de pobres, pero yo pienso que esta enfermedad no mira la posición económica y que está más cerca de nosotros de lo que pensamos. En este momento caigo en la cuenta de que hoy estamos disfrutando de esta cena pero puede que mañana uno de nosotros no esté. Seguimos hablando de diversos temas, hasta que se hace tarde y cada uno se va a su casa.

Cuando me quedo solo, entro a mi despacho y me siento en mi gran sillón de cuero. Empiezo a imaginar una historia, donde quiero que la peste bubónica tenga un cierto protagonismo, empiezo creando a los personajes los cuales son un grupo de muchachos, 7  mujeres y 3 hombres, que huyen de Florencia y de la peste, estoy intentando que cada uno tenga unas virtudes definitorias y que los temas de los que se hablen en la novela sean muy diversos.

Han pasado varias horas y todo va cogiendo forma, he creado 10 personajes que se refugian de la peste en una villa a las afueras de Florencia, para pasar el rato en aquel paraje, cada miembro narra una historia cuando llega la noche, lo que da lugar a 10 noches de narración, de esa manera se cuentan 100 cuentos.

Me despierto temprano y desde la habitación de mi casa oigo los llantos de las personas atormentadas por la peste. Me he pasado toda la noche escribiendo, no sé qué haré con la historia, no sé si llegaré a publicarla, pero necesitaba escribir sobre esta enfermedad. Se me han ocurrido varios cuentos donde he introducido temas desde cosas trágicas hasta bromas.

De repente tocan la puerta de mi casa, abro y me encuentro con Fiorenzo, le dejo entrar y nos sentamos en mi salón, percibo un cierto nerviosismo y preocupación en su mirada, al momento noto como algo va mal. Fiorenzo me empieza a contar que le han detectado a Giorgio la peste. Siento como la tristeza me invade, ahora estoy seguro de que  voy a terminar esta novela y voy a apoyar a amigo.